Locuras Cuerdas ·La ley que cobra asfixia y no protege. Por Jorge Chávez Mijares.
- locurascuerdas1
- 19 nov
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La ley que cobra asfixia y no protege.
Por Jorge Chávez Mijares.

Querido lector, en Matamoros —ciudad de viento bravo y economía frágil— hay una verdad que el gobierno municipal ya no puede esconder bajo la alfombra del discurso técnico: los pequeños comerciantes están siendo estrangulados por una Ley de Hacienda que no regula, recauda; que no ordena, penaliza; y que no incentiva la formalidad, la expulsa. Una ley que da miedo.
Es una ley que sube cada año sin que nadie la discuta, porque nació amarrada a la UMA, esa criatura fría del INEGI que aumenta de manera automática, aunque los ingresos de la gente no lo hagan. Y lo más irónico —o lo más perverso— es que esta ley, que hoy opera como máquina de cobro, ni siquiera fue diseñada por Morena, mucho menos por el jovencito alcalde, ni por el Congreso actual: fue un producto tardío, casi póstumo, del cabecismo, aprobado en los últimos días del sexenio de Francisco García Cabeza de Vaca, cuando la urgencia no era legislar para los ciudadanos, sino dejar candados y mecanismos que aseguraran recaudación… aunque fuera a costa del contribuyente. Tiempos en que confiar en la sinceridad de Cabeza de Vaca era peligroso, pero lo era más aún manifestar desconfianza.
Por eso no sorprende que hoy Matamoros viva una paradoja triste: pareciera que las licencias cuestan más que el negocio; los dictámenes de Protección Civil se sienten como multas anticipadas; y las verificaciones ambientales pesan como si el municipio vigilara plataformas petroleras y no panaderías, dulcerías o pequeños talleres que sobreviven a puro pulmón.
En ese escenario, Movimiento Ciudadano, a través de su dirigente estatal Roberto Lee, decidió poner el dedo en la llaga —y no para hacer ruido, sino para intentar curar la herida. Su postura es clara: si el problema es estructural, la solución también debe serlo. No se trata de condonar, ni de regalar, ni de improvisar, sino de modificar la ley de raíz para que deje de ser una herramienta recaudatoria y recupere su sentido original: ordenar, proteger y fomentar la formalidad.
La propuesta naranja es simple en su enunciado y profundamente transformadora en su alcance: reducir las UMAs en licencias, verificaciones y multas; establecer topes reales; diferenciar cobros según tamaño y giro; y garantizar que la regulación sea un servicio técnico, no un castigo fiscal.
Estimado lector, sabemos que quien tiene un pequeño restaurante, un taller, un minisúper o una estética no se le puede tratar como si fuera maquiladora de 800 empleados. Ese sinsentido es precisamente lo que Movimiento Ciudadano quiere desmontar.
Del otro lado del tablero, escuche una entrevista que mi amigo Martín Sifuentes le hizo al diputado morenista Isidro Vargas, quien aporta un matiz que no debe ignorarse: recuerda que el cobro de licencias y certificados de uso de suelo está facultado por la Ley Estatal de Asentamientos Humanos, aplicable a los 43 municipios, y que en la Ley de Ingresos 2025 de Matamoros no se aprobaron nuevas multas, sino los derechos correspondientes.
Es un dato cierto, y uno necesario para el debate. Pero también revela algo mayor: la ley actual está rebasada, no porque el ayuntamiento cobre de más, sino porque la estructura misma —heredada del panismo cabecista— quedó diseñada para subir cada año sin revisar su impacto social. Es un mecanismo como una manzana envenenada que los morenistas inocentemente, en el mejor de los casos, activaron.
Y ahí es donde ambas posturas, sin contradecirse, se encuentran: Isidro Vargas reconoce la legalidad del cobro; Roberto Lee denuncia su injusticia económica con una propuesta presentada al Congreso que requiere ciertos ajustes. Son dos piezas del mismo rompecabezas: lo legal no siempre es lo justo, y lo justo no siempre está escrito en la ley.
Mientras tanto, Matamoros sigue en la cuerda floja: quien quiere formalizarse, se asusta; quien quiere cumplir, se ahoga; y quien quiere abrir un negocio termina preguntándose si el municipio regula o tender puentes… o simplemente pasa la charola.
Querido y dilecto lector, Movimiento Ciudadano ya lanzó la primera piedra; ahora falta ver si el Congreso tiene la voluntad de reconocer lo evidente: que la ley heredada por el cabecismo es una camisa fiscal que le queda chica a la realidad económica de Matamoros, y que, si no se corrige, en términos del imperio Romano, el municipio seguirá regulando con el tono de Roma y sirviendo con la eficiencia de provincia abandonada. Porque una cosa es cobrar, y otra muy distinta construir ciudad.
El Tiempo hablará.








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